La salud mental en tiempos de pandemia
- Ricardo Caroprese

- 1 may 2020
- 4 Min. de lectura
Hace unos años, en Septiembre del 2005, con motivo de la 46ta. Reunión Anual del Consejo Directivo de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el Dr. Lee Jong-Wook advirtió a todos los Ministros de Salud de las Américas, reunidos en Washington D.C , acerca del riesgo de una amenaza de consecuencias sanitarias, sociales y económicas incalculables. "No tomar en serio la amenaza (de la pandemia de la gripe aviar) y no prepararse apropiadamente, tendrá consecuencias catastróficas". También definió como "momento crítico" la posibilidad cierta de una pandemia mundial, un evento de enormes consecuencias que "no puede encontrar a ningún gobierno, dirigente nacional o Ministro de Salud desprevenido".
En el mismo evento, se emitieron predicciones y advertencias que – por egocentrismos propios o aspectos políticos inadecuados para el momento internacional, pasaron inadvertidos, y se agregaba: “Todos los países también deben tener una estrategia comunicacional, estando preparados para informar al público sobre la pandemia, sobre qué está pasando y qué hacer".
Esta afirmación fue basada en que los humanos no estamos preparados naturalmente para inmunizarnos de forma rápida ante determinados virus.
Como se ha repetido innumerables veces, los virus no son organismos vivos como las bacterias, por lo cual no se los puede "matar", sino disminuir sus efectos mediante antivirales o vacunas que permiten la creación de anticuerpos.
En este camino, a pesar de las experiencias vividas con la gripe A (H5N1), hoy nos encontramos atravesando una de las peores pandemias que azotaron nuestro planeta. El CoViD 19 se anunció también en un ambiente mundial de incredulidad y hasta castigando impunemente a los científicos que lo preanunciaron.
Individuos sin protección por inmunización generaron entonces, por contagio, una expansión exponencial alarmante de casos . Los vuelos internacionales los multiplicaron rápidamente en el mundo. Y en este camino se han puesto de manifiesto tres estilos diferentes de sub-pandemias: la que afecta la salud física, la que provoca desastres en el aspecto económico global y la que ambas conllevan a otra, no menos seria, en el escenario de la salud mental con efectos presentes y futuros.
Lo que resulta más relevante es que nos interrumpen, de manera infranqueable, la continuidad normal de la vida que llevábamos hasta el momento de su inicio.
En el ambiente de la salud mental es natural que se presenten sensaciones de pánico y de preocupación. Sin embargo, el pánico conduce a la impotencia y la preocupación nos lleva a la ansiedad. Una y otra empeoran el estilo de vida y la proyección hacia una existencia placentera durante el peligro actual de contagio y cuando éste disminuya.
A pesar de las circunstancias, y por no contar en nuestro poder con todas las respuestas, baluartes tales como el optimismo y la esperanza pueden palear la situación que no fue prevista por nadie. Ellas conducirán a hacer prevalecer el estado de ánimo positivo frente al negativo en un entorno en el que el virus se entromete en nuestras vidas sin permisos otorgados. Pero no siempre se manifiestan como una solución a la que una persona pueda arribar de manera individual y por medios propios, no todos tienen la fortaleza suficiente para resolver el dilema sin pedir ayuda profesional.
Proteger la salud psíquica de la población parecería no encontrarse en las prioridades de ningún político. Como wildcards (los tan mentados Cisnes Negros), los sobrepasa la realidad para la que no estaban dispuestos ni preparados. Copian, improvisan y hasta repiten, por momentos sin sentido de las consecuencias, lo que observan en otros países o les comentan en sesiones oficiales de emergencia. Simultáneamente, una escalada de discursos y deliberaciones, a veces vacías de contenido, se multiplican en los medios informativos y preocupan a la población más que la pandemia misma.
“Mientras la población sobre la tierra aumenta exponencialmente, también aumentarán las perspectivas de nuevas sorpresas del mundo microbiano”. “Los nuevos virus se propagan rápidamente porque nadie tiene una inmunidad significativa contra la nueva cepa, y la enfermedad que causa puede ser excepcionalmente grave” Así expresaba Peters, C.J. en "Hacia un desastre microbiano" Una publicación en Perspectivas, revista de la Organización Panamericana de la Salud, en su Edición Especial del Centenario, Volumen 7, Número 2. Washington, 2002.
En esta situación, se hace necesaria y de manera imperiosa la ocupación hacia la salud mental propia y de nuestros allegados.
Se debe dejar de lado la idea preconcebida de que una consulta terapéutica no es importante o es de segunda prioridad, o el famoso "no la necesito", cuando se comienza con estados emocionales diferentes o limitantes para encauzar una adaptación a una situación que, no fue pedida, no fue prevista, no se proyectó, pero que se hizo presente irrumpiendo inesperada y abruptamente en nuestras vidas. Debemos aceptarla y actuar proactivamente para superarla de la mejor manera posible.
Así como cada individuo debe adaptarse para sobrevivir a los cambios, los profesionales de la salud psíquica también deben hacerlo, pensando e implementando nuevas formas de atención y seguimiento de sus pacientes.
La tecnología hoy nos brinda una ayuda inmensurable a diferencia de pandemias de otros siglos, en los que aceptar la realidad no era más que suponerla un castigo de los dioses.
Por esta razón la terapia online, útil en en la mayoría de las patologías de la salud mental, se ha convertido en necesaria antes de que la población pudiese aceptarla como alternativa a la presencial. Hoy es prácticamente el único medio para acceder al terapeuta, salvo en casos de crisis o urgencias las cuales el profesional bien podrá evaluar. Los sistemas prepagos y las instituciones la han tenido que aceptar, los profesionales también y los pacientes al menos podrán utilizar los forzados beneficios del aislamiento para poder iniciar o continuar con su protección mental, indispensable para superar las manifestaciones consecuentes de una situación inesperada.







Comentarios