DISTANCIAMIENTO FÍSICO. Un desafío.
- Ricardo Caroprese
- 28 sept 2020
- 2 Min. de lectura
Durante la vigencia de la pandemia del Covid-19 no deja de advertirse acerca del “aislamiento social”.
Mantenerse conectado socialmente por las vías que la tecnología nos brinda, o de manera presencial pero solamente cuando se está permitido y respetando las normas de seguridad sanitarias, implica que se evite la percepción de sentimientos de soledad o aburrimiento y problemas como la ansiedad y más profundos como la depresión.
Por estas razones deberíamos cambiar la terminología y hablar imponiendo el término de “distanciamiento físico, pero nunca social”.
El Observatorio de Psicología Social de la UBA efectuó un relevamiento sobre 2500 personas y halló que el 70% de los encuestados manifestó alguna alteración psicológica producto del aislamiento.
Hay que mantenerse relacionado por medio de la alternativa tecnológica que esté al alcance de cada persona – llámese WhatsApp, comunicaciones telefónicas o videoconferencias.
Permanecer conectado es el desafío…
Si no se accede a ninguna de estas alternativas, entonces el trato por escrito, vía mail o al menos epistolar, pero no dejar de tener relación con las personas con quienes se estaba interactuando previamente. Continuar con la rutina de interrelación que estaba establecida antes de este fenómeno que aqueja hoy a la humanidad, es el combate a encarar para no caer en la otra pandemia que es la falta de salud mental.

Alternativas no menos importantes como llevar una agenda de compromisos a distancia, recuperar los horarios habituales o generar nuevos, armar rutinas alternativas adaptadas al aislamiento, conducen a la valorización del tiempo, de los momentos personales y de una vida de nueva normalidad adaptada a la situación.
Efectuar actividades físicas e intelectuales permitirá continuar con una vida saludable, evitando problemas de insomnio, alteraciones del sueño, tensión corporal u obesidad.
Una de las condiciones para que el sistema inmunológico se mantenga en condiciones saludables es dormir de manera placentera y durante al menos unas 7 a 8 horas diarias. “En un estudio efectuado en Zaragoza sobre mil setecientas personas existieron más del treinta por ciento de individuos con alteraciones del sueño” (Dr. Alejandro Guillermo Andersson. Director del Instituto de Neurología de Buenos Aires de UBA).
Actividades físicas e intelectuales son métodos comprobados para la disminución del estrés emocional. Mantener reglas nutricionales básicas, efectuar intercambios sociales y ejecutar tareas laborales habituales o adaptadas al teletrabajo eliminando el consumo de la sobreinformación originada en los medios de comunicación, constituyen desafíos personales y familiares ante la invasión de un virus que, entre el cerebro humano y los avances científicos, en breve dominaremos.
Ing. Ricardo Caroprese - (Fuentes TN/INBA Bs As)
28/7/2020








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