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LIDERAR SIN LIDERADOS

Como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial surgió una corriente psicológica humanística liderada, entre otros, por Abraham Maslow y Karl Rogers cuyo objetivo era la esencia de la dignidad del ser humano fundamentada en que todo individuo nace bueno y moldea su vida, su felicidad y su triunfo de acuerdo al entorno en el que crece y se desarrolla.

Uno de los modelos teóricos derivados de esta concepción fue el análisis transaccional que no sólo tuvo aplicación en la psicoterapia sino que también se extendió a casi todas las ramas del desempeño social y empresarial. Como lo indica su nombre, analiza las “transacciones” entre las personas, es decir las reacciones ante diversos estímulos y su reciprocidad. Esta teoría fue la base de lo que se conoce como Liderazgo Transaccional.

Este sistema tuvo un gran desarrollo en la segunda mitad del siglo XX, cuando las empresas se basaban en una organización piramidal de los cargos.

En esta orientación el gerente emite una consigna, el jefe la coordina y el empleado actúa. No hay demasiado espacio para la discusión creativa o el intercambio de opiniones.

A medida que se fue gestando el cambio generacional y el fin del milenio, todas las organizaciones fueron comprendiendo que el conocimiento no se encuentra concentrado en un gran jefe que “todo lo sabe” sino que la formación de grupos de trabajo, los torbellinos de ideas y los desempeños responsables de las personas enriquecen los desarrollos y favorecen los objetivos.

No se formaron ya jefes sino líderes, gerencias de personal se transformaron en áreas de recursos humanos, y el manejo de empleados se sustituyó por conducción de grupos.

Como contracara de aquella modalidad surgió el Liderazgo Transformacional cuyo objetivo es propender el beneficio grupal entre los empleados valorando, empoderando y potenciando actitudes, aptitudes y capacitación.

Mientras en aquel caso las consignas eran unidireccionales en éste, se avanza sobre la capacidad de crear y desarrollarse individualmente en beneficio del grupo laboral y de la misión empresarial.

Avanzado el siglo XXI, y en especial en la última década, se requiere trabajar de manera free lance con orientación al emprendedurismo. La pandemia y sus consecuencias hicieron esta transformación mucho más evidente y necesaria.

Sin embargo, tanto a nivel empresarial como en el independiente hay una necesidad constante de realización personal y de fortalecimiento de los talentos de cada persona.

Tanto desde un puesto en el organigrama de una empresa como en las situaciones de desempeño independiente se requiere de una fuerza personal que permitirá modificar al individuo y a su entorno: El liderazgo sin liderados. No hace falta tener un puesto para ser un líder. Sólo basta el convencimiento de que cada ser humano se considere una empresa en sí mismo.



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A continuación entregamos 15 principios a tener en cuenta para progresar en estos tiempos.

  1. La visión de una meta cumplible es la mejor tarea de inicio. Esto evita la frustración posterior.

  2. Para que una meta sea cumplible tendría que tener las siguientes características: SMART S-pecific – Específica.

M-easurable – Medible.

A-chievable – Alcanzable.

R-ealistic – Realista.

T-imely – Definida en un plazo de tiempo determinado.

  1. Es muy importante la ACTITUD tanto al inicio como en todo el camino, mantenerla hasta lograr el objetivo. Comenzar con energía en las convicciones, basado en valores personales y en el auto-respeto.

  2. Destacarse requiere un aprendizaje constante y la convicción de saber que lo que antes funcionaba y hoy ya no, hay que cambiarlo. Hay que adaptarse al cambio.

  3. El estereotipo de la edad no es más que un prejuicio y un acto de discriminación. Se aprende y se progresa hasta el final de los días.

  4. Inspirarse e inspirar a otros permaneciendo abierto a los cambios y recogiendo las enseñanzas que éstos nos ofrecen.

  5. No importa la posición que se ocupe en la pirámide de una empresa cuando uno tiene el total control de la tarea bajo su responsabilidad. Aún más, si se trabaja de manera independiente. Se debe descubrir al líder interno que anida en cada uno de nosotros desarrollando la tarea con excelencia y optimizando la relación con los demás.

  6. Trabajar no es sólo ayudarse a uno mismo sino también darle algo a los colegas, desde enseñanzas hasta colaboración. Lograr empatizar con la mayor cantidad de gente posible y entender sus necesidades.

  7. Transformar el entorno en el que nos desempeñamos dejando el recuerdo de lo que hemos sido como personas y como trabajadores.

  8. Nunca hay una situación sin salida, la búsqueda de nuevas alternativas tiene que ser constante. Si TODOS son escuchados en una organización, la solución muchas veces viene del menos esperado.

  9. Expresar pasión por lo que se ejecuta, sea la función que fuere, enfrentando los propios miedos y sin inmovilizarse.

  10. Intentar siempre hasta el final de los días, abriendo nuevas posibilidades y cambiando los métodos en caso de no lograr los objetivos. Reintentar, levantarse y continuar el camino.

  11. No existen fórmulas mágicas, sino consecuencias de buenas o malas decisiones. El éxito se crea con el esfuerzo, siendo servicial, escuchando y valorando las buenas relaciones con los demás. Tratando de poner siempre en el centro al usuario del servicio o del producto, conociéndolo y explorando de qué manera podría “hacerle la vida más fácil” a quien se destine.

  12. Hay una diferencia notable entre estar vivo y saber vivir. Salir del lugar de víctimas por el de líderes. En vez de mirar las dificultades, concentrarse en las oportunidades.

  13. Innovar, ser auténtico, agregar valor a cada instante de nuestra actividad, persistir y reintentar, considerar como asesoras a las malas experiencias. .

Ing. Ricardo Caroprese

31/08/20


 
 
 

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